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La columna del Dr. Ramón A. Sanchez

La cuba del recuerdo | El sandwich cubano

americateve | Dr Ramón Sánchez
Por Dr Ramón Sánchez

Si hay algo que le han tratado de cambiarle su nacionalidad es la joya de la gastronomía cubana: el sanguchi cubano. A lo largo de mi vida he oído lugares que claman ser los origenes de el, ultimamente oí que nació en Tampa, y no es verdad, si lo fuera se llamaría sanguchi tampeño.

Habiéndome criado yo en la ciudad de La Habana y probado dicho manjar en muchos restaurantes habaneros les diré que uno de los mejores lugares que lo hacían era en El Siglo XX, en Belascoaín y Neptuno, exquisitos y bellos, también estaba una cafetería al lado de la terminal de trenes que los hacía enormes y deliciosos, donde iba Gerardo, el papá de Conchita a traérnoslo y claro hay que mencionar el centro de la gastronomía habanera para la muchachada que era el restaurante El Carmelo en las calles 12 y 23, cerca del ilustre y premiado cementerio habanero.

Un sanguchi cubano se prepara en un segmento de una barra de pan cubano de aproximadamente 12 pulgadas de largo abierto a lo largo, se abren las dos tapas y se le añade a una mantequilla y a la otra mostaza y sucesivamente:

Jamón en dulce

Mortadella

Pepino encurtido

Todo en finas lascas y en generosas cantidades.

Se tapa con la otra mitad del pan y se coloca en una plancha la cual se cierra para que el calor entre en el sanguchi. La plancha es un elemento eléctrico el cual tiene dos tapas, inferior y superior y entre ellas el sanguchi cubano se prensa, hay que esperar un rato para que se caliente y de mezclen los sabores de los diferentes elementos, al cabo del rato se levanta la tapa superior de la plancha y el sabroso “bocato de cardinali”

de forma rectangular se corta del ángulo superior izquierdo al ángulo inferior derecho, ojo: así es como se corta el sanguchi cubano, tienen que quedar dos cuñas iguales y opuestas.

El maestro “lonchero” es quien prepara el sanguchi cubano, serlo es un arte, tiene su cuchillo propio, largo, afilado y del mismo ancho terminado en redondo, sin punta, que no se lo presta a nadie y el famoso tenedor al cual le quita los dos dientes del medio haciendo así un instrumento especial para tomar las lascas de los diferentes ingredientes. Un maestro lonchero no toca nunca los ingredientes que lleva el sanguchi cubano, y el pan lo toca lo menos posible, yo he visto loncheros que no tocan con la mano ni el pan. Y cuando lo están preparando oyes un sonido agradable del cuchillo raspando el tenedor para que la lasca quede donde va.

Se empieza a comer por la punta aguda del corte y al primer bocado todos los sabores explotan en tu boca de una manera celestial.

De acuerdo con el apetito que tengas y la hora del día que sea hay diferentes variaciones del sanguchi cubano:

uno es el “bocadito” más pequeño pero con los mismos ingredientes y se usa el pan de molde, el cual se tuesta antes y al final no se pone en la plancha.

Si es muy tarde en la noche y no quieres llenarte mucho tienes “ la medianoche” con los mismos ingredientes pero con pan suave y dulce, amarillito y con forma ovalada, el cual lo ponen en la plancha.

Y si lo que quieres es algo ligero pues tienes la “galletica preparada” con los mismos ingredientes pero en dos galleticas de soda cuadradas y claro si ponerla en la plancha.

El sanguchi cubano con sus diferentes variaciones es el rey de la gastronomía cubana, el cual lo trajimos los cubanos con nosotros y se ha mantenido gracias a los restaurantes cubanos en el gran Miami pues en nuestra querida y golpeada Cuba ya no existe.

americateve | Dr Ramón Sánchez
Por Dr Ramón Sánchez

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