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Puerto Rico supera las 4,000 muertes por COVID-19: expertos reiteran que la emergencia continúa

Sin embargo, reconocen que el cuadro sería peor sin las acciones y medidas preventivas que se han tomado para frenar los contagios del coronavirus en el país

A casi dos años del inicio de la pandemia de COVID-19 en Puerto Rico, las consecuencias de este poderoso virus continúan marcando hitos, como la pérdida de más de 4,000 vidas en la isla a causa de esta contagiosa enfermedad.

Los 14 fallecimientos por COVID-19 reportados hoy viernes por el Departamento de Salud, en su informe preliminar, elevan a 4,008 las personas que han sido impactadas mortalmente por esta condición. Esto coincide con la cifra récord de 602 muertes por este virus reportadas en enero de este año, acorde a datos del gobierno.

Este cuadro reitera que la emergencia de salud pública continúa, aseguran expertos en el tema, aunque también advierten que el escenario pudo haber sido mucho peor sin las acciones y medidas preventivas que se han implantado en la isla, especialmente el acceso y disponibilidad a vacunas contra el virus.

Un análisis de la situación resalta que la población de adultos mayores ha sido la más afectada pues, aunque no son los que más se contagian, sí son los que más se complican y mueren por el virus.

A nivel pediátrico, comentó, las muertes por COVID-19 en la isla han sido menos de diez, ocurriendo la mayoría de ellas en menores que ya padecían de condiciones previas que exacerbaron su salud tras los contagios.

“Los menos afectados son los de 20 a 40 años, que son los catalizadores, los que más lo propagan”, dijo.

De acuerdo con el gerente de investigación del Fideicomiso de Salud Pública, desde el tercer trimestre del 2020 el COVID-19 se ha destacado como una de las primeras diez causas de muerte en el país.

“En Puerto Rico ocurren aproximadamente unas 4,000 muertes al mes, pero un por ciento importante ha sido por el coronavirus”, reconoció.

Además de la cifra récord de muertes por COVID-19 reportadas ahora en enero, López Casillas recordó que diciembre de 2020 también destacó por la gran cantidad de fallecimientos por el virus. Esto, dijo, fue a consecuencia principalmente de ciertos eventos, como las elecciones generales, las primarias, la celebración de Acción de Gracias y la falta de vacunación disponible para esa fecha.

A pesar de este cuadro, Estados Unidos ha tenido una mayor exacerbación del virus que Puerto Rico, advirtió López Casillas, quien señaló que estados como Florida, Missouri y Texas han tenido un pobre manejo de salud pública, con respecto al COVID-19. Esto, dijo, provocó el colapso del sistema hospitalario en ciertas partes de Estados Unidos, especialmente en estados republicanos que quitaron restricciones para la protección del virus por cuestiones mayormente políticas.

“El manejo de la pandemia ha mejorado en países que han apostado a la vacunación, pero es triste los países que no han podido acceder a la vacuna, como partes de África, India y Brasil”, deploró.

Agregó que a pesar de que la positividad del virus ha bajado y continúa mermando, hay que estar pendientes al posible desarrollo de nuevas variantes, incluso más contagiosas que el ómicron.

“Hasta que la positividad baje a menos de tres por ciento debemos mantener las medidas de prevención”, sostuvo.

De acuerdo con el doctor Daniel Colón Ramos, quien casualmente hoy deja el cargo de presidente de la Coalición Científica de Puerto Rico, el registro de 4,000 muertes por COVID-19 es “un umbral arbitrario”, toda vez que la disponibilidad de vacunas contra el virus, tratamiento de anticuerpos monoclonales y retrovirales han ayudado a prevenir muchas muertes.

Personas con el refuerzo de la vacuna, dijo, tienen una protección 20 veces mayor de no complicarse y morir por el virus. Esto, en comparación con una persona no vacunada.

Colón Ramos lamentó el que enero haya sido el mes más mortal por esta condición. Comentó que, si hubiesen tenido “las vacunas al día”, incluyendo el refuerzo, se hubiesen salvado unas 200 a 330 vidas durante el mes pasado.

“Detrás de cada muerte hay una cara, una familia. Cuatro mil (decesos) no captan (el efecto de) toda la pandemia porque hay un exceso de muertes de sobre 5,000. Son muertes que no se contabilizaron por COVID, pero se vinculan a la pandemia. Personas, por ejemplo, que no recibieron tratamiento a tiempo (para otras condiciones) por que los hospitales estaban llenos, no por falta de cama, sino por (carencia de) suficiente personal”, dijo el investigador.

Agregó que hay cientos de personas “viviendo normalmente, saludables” gracias a la protección que les brinda la vacuna.

Puerto Rico, sostuvo, es una de las primeras cinco jurisdicciones de Estados Unidos con menos muertes de COVID-19 per cápita. Esto, indicó, es el reflejo de las estrategias de salud pública que se adoptaron en la isla.

No obstante, reiteró que la tasa de positividad sigue siendo de “doble dígito”, mientras más de un millón de personas aún no se han puesto el refuerzo de la vacuna, hay una demografía alta de personas con condiciones crónicas, impera un sistema de salud debilitado, con un personal salubrista exhausto.

Enfatizó que cuando los contagios bajen más, la tasa de positivad esté en tres por ciento o menos y se reporte una o ninguna muerte por el virus al día es que se debe hablar de más flexibilizaciones.

“La emergencia no ha parado. Estamos bajando, pero seguimos en unos niveles muy altos, con unas 300 hospitalizaciones al día”, dijo al coincidir en que hay que estar pendiente al posible desarrollo de nuevas variantes.

De acuerdo con el doctor Fernando Cabanillas, director del Centro de Cáncer del Hospital Auxilio Mutuo, entre mediados de diciembre pasado y mediados de enero fallecieron 308 personas por COVID-19 en la isla.

“Usando la tasa de mortalidad de los no vacunados, este número hubiese sido mayor de 1,000. Usando la taza de mortalidad de los que tienen la dosis de refuerzo o la tercera dosis hubiese sido menos de 70 muertes”, dijo.

De acuerdo con el oncólogo, si “las cifras del COVID” en la isla siguen bajando, en varias semanas se notará una mejor situación con relación al virus. De esto ocurrir, indicó, podría flexibilizarse el uso de mascarillas, salvo en lugares o actividades multitudinarias.

Según el doctor Juan Carlos Reyes, la tasa de mortalidad bruta de COVID-19 en Puerto Rico es de 121.6 decesos por cada 100,000 habitantes. Esto, sostuvo, está por debajo de la reflejada en otros países, como Estados Unidos, que es de 277 o 2.3 veces más que la tasa local. La tasa de mortalidad del virus en otros países con más recursos que Puerto Rico, como Alemania, Argentina, Italia, Méjico, Inglaterra, España y Francia, entre otros, también es mayor, dijo.

“En general, más allá de cuestiones políticas e “issues” que han surgido, lo hemos hecho bien”, dijo el catedrático del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.

La temprana declaración de estado de emergencia, así como haber establecido un “lockdown” tras el quinto caso confirmado en la isla, entre otras acciones preventivas, ayudaron a contener la transmisión, dijo al mencionar, por ejemplo, la obligatoriedad del uso de mascarillas. La vacunación, agregó, también marcó una gran diferencia en el curso de la pandemia a nivel local, aunque resaltó que “se ha bajado la guardia” ante una menor respuesta al refuerzo que a las primeras dos dosis.

“No es fácil seguir con tantas restricciones, pero creo que debemos seguir con el uso de mascarillas en lugares cerrados en lo que la pandemia sigue reduciéndose. Y hay que estar pendientes a variantes más virulantes porque hay muchos países con tasas de vacunación bien bajas”, señaló el epidemiólogo.

Reiteró que se debe continuar con la administración del refuerzo hasta que esta enfermedad sea endémica. Cuando esto ocurra, dijo, una posibilidad es que personas de 60 años o más requieran de una vacuna anual contra el virus.

El doctor Rafael Irizarry, profesor de la Universidad de Harvard, coincidió en que aunque muchas de las muertes por COVID-19 registradas en la isla pudieron haberse evitado, a nivel de Estados Unidos Puerto Rico destaca como uno de los lugares con menos muertes por el virus.

Sin embargo, señaló que a otras islas, como Hawaii, Islas Vírgenes, Japón, Nueva Zelanda y Taiwán, les fue “mucho mejor”.

Por otra parte, el bioestadístico comentó que sin las pruebas de laboratorio y el sistema informático a través del Bio Portal de Salud, el público se hubiera enterado mucho más tarde de los repuntes que han surgido, lo cual hubiera resultado en más contagios y muertes.

“Aunque en su mayoría el gobierno ha ignorado estas señales tempranas y no tomó acción a tiempo, la prensa ha comunicado efectivamente lo que muestran los datos y, por lo menos, parte del público ha cambiado su comportamiento adecuadamente”, dijo.

De acuerdo con la doctora Ángeles Rodríguez, sin la disponibilidad de las vacunas contra el COVID-19 al menos mil muertes más por el virus se hubieron reportado en la isla.

Agregó que aunque la tasa de positividad ha bajado a un 11 por ciento, aún hay muchas personas susceptibles al virus pues no se han puesto el refuerzo. Señaló, incluso, que es posible que se requiera una cuarta dosis de esta vacuna, como ya está disponible para ciertas poblaciones de alto riesgo.

“Lo más importante es protegerse y, si no se pueden evitar infecciones (con la vacuna), al menos se mantienen vivos (los contagiados vacunados)”, concluyó la exepidemióloga del estado.

FUENTE: elnuevodia.com

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