La baja poblacional que ha registrado Puerto Rico en los últimos años no parece incidir en el consumo de alcohol, ya que tanto los arbitrios recaudados por la venta de bebidas alcohólicas como los ingresos por concepto de licencias expedidas para poder venederlas, muestran crecimiento.
De acuerdo con datos del Departamento de Hacienda, el año fiscal 2019 —que terminó en junio— cerró con $274.5 millones en reacudos por los impuestos a los espíritus destilados, las cervezas y a otras bebidas, para una diferencia positiva de $10.3 millones sobre las cifras del año fiscal anterior. En 2015 la cifra fue de $258.1 en recaudos.
Para la temporada navideña que despega luego del Día de Acción de Gracias, el consumo de bebidas alcohólicas aumenta ya que después del verano es la siguiente época de mayores ventas en el segmento durante el año.
En cuanto a los ingresos por licencias expedidas para la venta al por mayor y al detal de alcohol, para los destiladores y rectificadores de bebidas alcohólicas, ascendieron a $18.1 millones durante el año fiscal 2019, equivalente a un alza de 5.2% sobre el año previo. En 2018, este recaudo fue de $17.2 millones, para una alza leve de 2.6% sobre el 2017.
Acorde con la experiencia de la agente de Rentas Internas, Ivette Colón, es muy difícil conocer si la mayoría de las licencias responden a bares, restaurantes u otro tipo de negocio, ya que se trata de una industria cambiante. “La duración de los negocios varía. Un mismo negocio puede cerrar hoy y mañana abrir otro negocio con las mismas características. En mi experiencia de campo, sale un contribuyente y entra otro. Lo que es cierto es que hay un alza en la venta de bebidas alcohólicas. La gente sigue consumiendo bebida y comida, por lo que entiendo el número de licencias debe estar bastante estable”, comentó.
Las licencias de bebidas alcohólicas se renuevan anualmente, a un costo que —según el volumen del negocio— puede ir desde los $200 hasta los $1,800.
Comercio reclama mayor agilidad
Tanto el Centro Unido de Detallistas (CUD) como la Asociación de Restaurantes (Asore), coincidieron al señalar que el crecimiento podría ser mayor si los procesos para solicitar y renovar las licencias para poder vender alcohol fueran más ágiles.
El presidente del CUD, Jorge Argüelles, aseguró a EL VOCERO que sacar las licencias en la Isla no ha dejado de ser un dolor de cabeza. Explicó que se suponía que todas las licencias se podían renovar a través del portal del Pemiso Único, pero no está conectado y los comerciantes tienen que ir al sistema SURI. “A esta fecha todavía existen innumerables variantes, por lo que sigue siendo un problema para los comerciantes del País”, afirmó.
Para Gadiel Lebrón, director ejecutivo de Asore, “en general, todo lo que tenga que ver con licencias, es un verdadero dolor de cabeza para los comerciantes”.
Las violaciones a las licencias así como operar sin tenerlas conlleva multas de entre $500 hasta $5,000.
FUENTE: elvocero.com