El Municipio de Aguadilla otorgó, a finales de febrero, el permiso de construcción para el proyecto Cliff Hotel & Country Club, ubicado en el terreno que colinda con la construcción ilegal sobre la cueva Las Golondrinas, aunque el desarrollo todavía no cuenta con una certificación de cumplimiento con la Ley federal de Agua Limpia por parte de la Agencia federal de Protección Ambiental(EPA, en inglés).
En entrevista con El Nuevo Día, el alcalde Julio Roldán y otros directivos municipales argumentaron que el permiso se otorgó porque las agencias estatales pertinentes avalaron la construcción.
“Estos permisos de construcción son de carácter ministerial, por lo cual el Municipio no puede implementar un juicio subjetivo sobre los mismos y se tiene que concentrar en endosos que las agencias públicas hayan emitido”, sostuvo Gabriel Díaz, director de la División Legal del gobierno municipal de Aguadilla.
“(Una vez las agencias estatales emiten su aval), no nos queda de otra que emitir el permiso de construcción”, abundó.
“Luego de haber recibido la afirmativa de mis asesores, de que todos los documentos están al día, hay que proceder como lo que establece la ley. Ese permiso hay que darlo”, afirmó Roldán.
“Hemos sido bien estrictos en verificar que cada endoso de todas las agencias que tienen que ver con este asunto estén al día”, reiteró el ejecutivo municipal.
El Cliff Hotel & Country Club pertenece a The Cliff Corp., una corporación separada de Aguadilla Pier Corp. -que construyó de forma ilegal dos estructuras en el terreno sobre la cueva Las Golondrinas-, aunque ambas comparten la entrada al espacio y sus directivos son los mismos: Carlos Román y Juan López. The Cliff Corp. no respondió una petición de este medio para comentar sobre el tema.
Cerca de la entrada de los predios, se encuentra activo, desde el 2 de enero, el campamento Pelícano, que alzó su voz en protesta por el desarrollo ilegal de Aguadilla Pier y que también ha denunciado el presunto impacto ambiental de la construcción del condohotel, ubicado en un predio de alrededor de 9.5 cuerdas de terreno, más elevado que el de las estructuras que se construyeron sobre la cueva. Estas últimas instalaciones -un gazebo y un potrero- están en vías de demolición.
“Nosotros escuchamos y no estamos ajenos a la opinión pública que ha generado este proyecto. Conforme a eso, remitimos unas cartas a las agencias encargadas de fiscalizar que los trabajos de construcción se estén llevando a cabo conforme a los permisos otorgados para que nos indicaran si, en efecto, los trabajos que se realizan allí están conforme a la ley y los endosos que ellos mismos emitieron”, señaló Díaz.
El ingeniero Luis Acevedo, de la Oficina de Permisos municipal, precisó que el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales(DRNA) dio el visto bueno al proyecto, incluido su análisis sobre el deslinde de la zona marítimo terrestre (ZMT), la autorización de actividades en la fisiografía cársica y del plan de reciclaje, así como la categorización de hábitat.
También, dieron su aval la División de Cumplimento Ambiental de la Oficina de Gerencia de Permisos, la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, LUMA Energy, el Negociado de Telecomunicaciones y el Instituto de Cultura Puertorriqueña.
La EPA investiga querellas
Sin embargo, aun con los permisos de las agencias estatales y el Municipio de Aguadilla, The Cliff Corp. sigue bajo la lupa de la EPA, entidad federal que no ha certificado que la corporación y Grupo Caribe, LLC (otra entidad de Román y López) cumplan con la Ley federal de Agua Limpia.
La investigación de la EPA identificó, el año pasado, controles inadecuados de erosión y sedimentación, así como descarga de contaminantes en el océano Atlántico, y les ordenó, el 27 de junio de 2022, detener las descargas de aguas pluviales y escorrentías provenientes del proyecto.
“La EPA se reunió con vecinos del barrio Borinquen de Aguadilla y representantes de grupos comunitarios, el 8 de febrero de 2023, tras estos radicar querellas en la EPA relacionadas a las actividades de construcción en los predios de Aguadilla Sugar Pier y The Cliff Villas Hotel and Country Club”, precisó la portavoz Brenda Reyes. La EPA reinspeccionó la zona el 23 de febrero y continua su investigación.
En cuanto a la categorización de hábitat, según el DRNA, las áreas más impactadas del predio están ocupadas por pasto, pero, en el resto, se desarrolló un bosque secundario formado por árboles y arbustos “de especies exóticas invasoras y nativas comunes”. La porción más importante de este bosque es la que crece en el acantilado al oeste de la finca, “donde se observaron pelícanos (Pelecanus occidentalis, en peligro de extinción) posados”, puntualizó la agencia.
“Además, los acantilados de Aguadilla son hábitats de varias especies florísticas que están incluidas en la lista de elementos críticos de la vida silvestre de nuestra División de Patrimonio Natural”, añade la certificación de Hábitats Naturales para Vida Silvestre del DRNA.
En una escala del uno al seis, donde uno representa el valor más crítico, la agencia calificó la mayor parte del predio en categoría cinco de hábitat natural con alto potencial de convertirse en hábitat esencial, de alto valor ecológico o de valor ecológico, instruyendo “sembrar especies de flora nativas en las áreas verdes del proyecto”.
FUENTE: elnuevodia.com