Con la siembra y cuido de unas 315 plantas de girasol en un vivero del Complejo de Rehabilitación para Mujeres en Bayamón, 15 reclusas no solo podrán aplacar sus penas, sino que han entrado en un proceso de rehabilitación y en la práctica de un oficio que una vez en la libre comunidad también podrán procurarse otra forma de generar ingresos.
El fruto de ese trabajo de sol a sol, que las ha puesto en la responsabilidad de cuidar la vida de las plantas y velar por su sano crecimiento, estará listo para la venta en los próximos días, cuando ofrezcan los primeros ejemplares para la venta en agencias públicas. La intención posterior es poder exponer los girasoles en ferias agrícolas para el público en general, según aumente la producción.
“Se trata de una experiencia liberadora, que te estimula a trabajar y te permite tener la esperanza de un empleo al momento de salir a la calle. Con esto hemos desarrollado rehabilitación, disciplina y responsabilidad, pero sobre todo la capacidad de cuidar de otro”, expresó Melania De Jesús, quien está en el grupo de la población de custodia mediana y mínima.
Las iniciativas agrícolas como gestión terapéutica en las cárceles no es nueva en la Isla, pero la administración lo que ha hecho es buscar acuerdos que ayuden a diversificar la oferta de siembra y cultivos, ante el auge en el consumo de productos locales.
“Aquí lo importante es la rehabilitación y la bonificación”, indicó Rolón, al detallar que los participantes pueden reducir sus sentencias de entre siete a diez días menos de cárcel al mes, y destacó que al mismo tiempo participan de una actividad económica hacia el futuro.
Bianca Arroyo es otra de las nuevas agricultoras de plantas ornamentales desde la institución penal en Bayamón, quien también se asegura de que los girasoles reciban el riego adecuado y que las plagas no las echen a perder. “Esto es envolvernos en algo productivo, en lo cual construimos para el futuro. Es una oportunidad de trabajo, de poder tener nuestro propio negocio. Se puede construir y es lo que estamos haciendo”, explicó Arroyo, en un recorrido por el vivero, donde además cultivan cilantrillo.
Una vez se comiencen a vender las plantas, con el dinero que se genere las confinadas podrán adquirir productos en las comisarías, o enviarles ayuda a sus familiares.
Al igual que De Jesús y Arroyo, decenas de confinadas y confinados en instituciones penales localizadas en diferentes puntos de la Isla participan de varios programas dedicados al cultivo agrícola, que va desde café, vegetales, hortalizas, plantas ornamentales, y hasta la cría de cerdos, actividades que ya les ingresan unos $200 mil anuales, con miras a incrementar la producción y la venta.
De acuerdo con el Secretario del Departamento de Agricultura, Carlos Flores Ortega, todas las gestiones tienen su origen en procesos de rehabilitación como parte de un acuerdo entre su agencia y el DCR, para sembrar la semilla de micro-empresas desde las cárceles. Por ejemplo, desde hace tiempo existen fincas agrícolas, en colaboración con el Fondo de Innovación para el Desarrollo Agrícola (FIDA), que busca aumentar la producción de hortalizas y cultivos en los centros correccionales, y las proyecciones a corto plazo se encaminan a incrementar las cuerdas para la siembra.
Más producción de Café en Jayuya
Más al interior de la Isla, en la cárcel de custodia mínima La Pica en Jayuya, otros reclusos cultivan café hace varios años. Tienen 200 cuerdas disponibles, de las cuales utilizan 10 y pronto utilizarán otras 50. La ampliación les permitirá duplicar la siembra de 150,000 a 300,000 arbolitos de café.
A mediano plazo, en este mismo lugar se contempla un proyecto ecoturístico, donde los visitantes podrán hacer recorridos y saborear una taza de café local elaborado en todas su etapas por confinados.
“Nuestra meta es poder elaborar hasta nuestra propia marca. Para ello estamos brindado la asesoría, la preparación de los terrenos y las semillas, entre técnicas y otras ayudas que representan una inversión de nuestra parte de alrededor de $120,000. Con este desarrollo, pretendemos hacerlos autosustentables, donde inclusive se pueda vender el café que cosechamos, así como otros productos agrícolas a Carolina Catering, la nueva empresa que brinda los alimentos en las cárceles”, informó Flores Ortega.
Por su parte, Rolón manifestó que mediante el proyecto son muchos los beneficios para los participantes. “Les proveemos la oportunidad de trabajar la tierra en un horario de trabajo normal, donde se les supervisa a través de un buscador electrónico. Esa labor la realizan de lunes a viernes y llegan a sus cubículos sólo a dormir. Los fines de semana se les permiten pases especiales para vivir con sus familiares. Con estos los vamos adaptando a la vida tradicional”, sostuvo.
Más acuerdos de colaboración
El agrónomo de Corrección, Mariano Ramos, comentó que en los pasados dos años han concretado unos cinco acuerdos para el desarrollo de proyectos agrícolas de rehabilitación, y que habrá otros próximamente. Entre ellos mencionó el proyecto de la Institución Correccional de Sabana Hoyos en Arecibo, donde se cosechan hidropónicos, ajíes, pimientos, plantas ornamentales y hasta la crianza de cerdos.
También en Arecibo, recientemente formalizaron un acuerdo con la Estación Experimental de Isabela, donde corrección les brinda la mano de obra y el centro les provee la semilla, labranza y los talleres de cultivo, para continuar ampliando sus cosechas.
FUENTE: elvocero.com