Puerto Rico amaneció este miércoles con 11 muertes adicionales por COVID-19 que elevaron a 1,794 el total de víctimas mortales a causa del virus en lo que va de pandemia, informó el Departamento de Salud.
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SUSCRIBITEPuerto Rico amaneció este miércoles con 11 muertes adicionales por COVID-19 que elevaron a 1,794 el total de víctimas mortales a causa del virus en lo que va de pandemia, informó el Departamento de Salud.
La agencia detalló que los fallecimientos ocurrieron entre el 8 y el 26 de enero. Los decesos confirmados suman 1,509 y los probables 285.
Muertes nuevas informadas:
El total de casos confirmados fue ajustado tras sumar 10 casos previos al 11 de enero y restar cinco casos duplicados. La agencia también ajustó la totalidad de casos probables luego de que restaron 12 casos que tuvieron una prueba molecular positiva. El total de casos sospechosos también se ajustó al restar 14 casos que tuvieron una prueba molecular positiva, restar dos casos que tuvieron una prueba de antígenos positiva y sumar un caso correspondiente al 17 de noviembre de 2020.
Por otra parte, la cantidad de pacientes hospitalizados por el virus se redujo a 301, de los cuales 50 están recluidos en una Unidad de Cuidados Intensivos y 35 están conectados a un respirador artificial.
Hasta hoy, los hospitales del país cuentan con 223 camas de intensivo y 878 respiradores artificiales disponibles para adultos.
Según la dependencia, el término de caso positivo confirmado hace referencia a los contagios cuyo resultado fue validado mediante una prueba PCR (molecular). El caso probable es aquel cuyo resultado positivo a la enfermedad se obtuvo mediante prueba de antígenos. Mientras, los casos sospechosos, también conocidos como resultados de anticuerpos, son aquellos que arrojaron positivo a la prueba serológica, y no tienen una prueba molecular o antígenos positiva.
Además, la agencia explicó una muerte confirmada por COVID-19 corresponde al deceso de una persona con una o más pruebas moleculares positivas. La muerte probable es aquel deceso de un paciente que fue diagnosticado con COVID-19 mediante una prueba de antígenos o que su su cuadro clínico reúne los criterios para creer que padecía de COVID-19, pero nunca tuvo una prueba molecular o de antígenos para detectar el virus. Mientras, la muerte sospechosa se refiere al fallecimiento de una persona en la que se detecta un anticuerpo específico en suero, plasma o mediante una prueba serológica con su sangre.
FUENTE: elnuevodia.com
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