El cambio principal en el itinerario de Puerto Rico es que ciertos trabajadores esenciales pasaron de la fase 1-B a la 1-C, incluidos empleados de gobierno y municipales, trabajadores de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) y de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), así como empleados de comunicaciones y de desperdicios sólidos, entre otros.
Los adultos mayores de 65 años o más que no viven en ambientes congregados están en la fase 1-B, dentro de lo que se espera sea “un proceso ordenado” para que esta población de cerca de 400,000 personas pueda ser vacunada en unas 150 farmacias de comunidadcon las que se han firmado acuerdos, así como en otras facilidades de salud, como Centros de Diagnóstico y Tratamiento, grupos médicos primarios y Centros de Salud Primaria o Centros 330. Mientras, las personas con enfermedades crónicas de 16 años en adelante podrán vacunarse en la 1-C.
Cardona dijo que la primera fase (1-A) podría durar de cuatro a seis semanas, y estimó que las tres fases iniciales (1-A, 1-B y 1-C) podrían demorar, entre todas, unas 20 semanas.
La fase 1-C, mientras tanto, incluirá también a personas en prisión, con discapacidades, en albergues, personal de asistencia espiritual, universitarios y empleados de restaurantes.
Del itinerario de vacunación estipulado para Puerto Rico correr tal como está programado, será para mayo cuando se abriría la fase 2 de vacunación. Está incluirá a personas de 16 años o más sin historial de enfermedades crónicas. La expectativa de Salud es que, para esa fecha, hayan múltiples centros de vacunación en la isla.
Disponibilidad de vacunas
El secretario de Salud anticipó que se espera que, para febrero, hayan al menos unas cinco vacunas contra el COVID-19 disponibles en la isla, incluidas otras dos que se anticipa pronto podrían recibir la autorización de uso de emergencia del gobierno federal, la de Johnson & Johnson y la de AstraZeneca.
“El factor limitante es la distribución de la vacuna desde la compañía que la produce”, sostuvo, por su parte, Cardona.
Aunque reiteró que la semana pasada recibieron información de un reajuste en la cantidad de vacunas distribuidas, con números menores a los esperados, comentó que la vacuna no se ha acabado. Anticipó que se espera que a Puerto Rico sigan llegando cargamentos semanales de ambas vacunas, la de Pfizer y la de Moderna.
Según se informó, la semana pasada se administró el 96% de las 30,225 vacunas contra el COVID-19 que llegaron de la compañía Pfizer. Estas se distribuyeron en 117 instalaciones de salud, incluyendo 64 hospitales. Mientras, el lunes pasado llegaron las 47,500 vacunas de Moderna que se esperaban.
González Feliciano señaló que, esta semana, esperaban recibir 27,300 vacunas de Pfizer y otras 20,900 de Moderna. Cardona advirtió que algunas vacunas no serán distribuidas hasta el próximo lunes debido a los días festivos de Navidad.
“Esto nos va a tomar algunos meses, pero van a haber vacunas para todos los puertorriqueños”, reiteró Cardona.
En cuanto a los efectos adversos a la vacuna, Cardona comentó que se han registrado ocho personas con efectos menores, incluyendo fiebre, dolor muscular, picor en el cuerpo, mareos, náuseas, adormecimiento en un área de la boca, edema o hinchazón en un lado de la cara, erupciones o “rash” e hinchazón del labio.
Por otra parte, ayer el doctor José Rodríguez Orengo, director del Fideicomiso de Salud Pública, comentó que un estudio de seroprevalencia que realizaron a finales de noviembre en distintos puntos del país encontró que, entre las 1,175 encuestas realizadas, se detectó una prevalencia de 2.8% de COVID-19. Mientras, el 55% dijo que estaban dispuestos a vacunarse, y 27% sostuvo que estaban indecisos de si inmunizarse o no.
González Feliciano aclaró, no obstante que la tasa de positividad del virus es actualmente de un 8%.
Mientras tanto, la epidemióloga Fabiola Cruz, quien dirige el Sistema Municipal de Investigación de Casos y Rastreo de Contactos, comentó que a Puerto Rico llegaron ya 1,800 dosis del tratamiento monoclonal. Este, explicó, está disponible para personas contagiadas con el virus que no tengan síntomas severos ni criterios de hospitalización.
“(Este tratamiento) no se ha estado utilizando en el por ciento que quisiéramos”, indicó, al señalar que solo se han administrado unas 40 infusiones de este medicamento que se administra como un suero de forma ambulatoria durante una hora, observando luego al paciente por dos horas por la eventualidad de algún efecto adverso.
Cruz exhortó a los médicos interesados en más información y solicitar este tratamiento para algún paciente que reúna las características para beneficarse del mismo a escribir a tratamiento.covidpr.info.
Mientras, la doctora Idania Rodríguez, quien dirige el esfuerzo de prevención y control del virus entre adultos mayores, informó que, durante el mes de diciembre, se mantienen 44 brotes activos de COVID-19, a razón de 14 a 15 brotes semanales en centros de cuidado prolongado. Hasta el domingo, dijo, se habían identificado 140 muertes en residentes de estas instalaciones, por lo cual Rodríguez exhortó a los empleados de estos lugares a cuidarse para evitar contagiar y exponer a los residentes de estos lugares.
Sobre las muertes por COVID-19, Wanda Llovet, directora del Registro Demográfico, informó que 59% han sido mujeres, 88% personas de 55 años o más y 88% han ocurrido en personas hospitalizadas. Las fatalidades por el virus se han mantenido a un promedio de 10 al día, tanto en noviembre como en diciembre, advirtió el secretario de Salud, quien resaltó que la situación es preocupante y anticipa que el año cerrará con más de 1,500 muertes por COVID-19. Hasta ayer, había un reporte de 1,408 muertes por COVID-19 en la isla.
FUENTE: elnuevodia.com