Como parte de una alianza con el Forward Society Lab (FOS) de la Universidad de Toronto, el Departamento de Educación se ha trazado la meta de recopilar datos que permitan el desarrollo de política pública basada en evidencia científica, señaló la gerente de operaciones del Instituto de Desarrollo Profesional de la agencia, Damarys Varela Vélez. La colaboración con FOS no conlleva el desembolso de fondos públicos, pues los servicios son subvencionados por entidades y fundaciones filantrópicas, entre ellos, el Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab (J-PAL), con sede en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés).
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Los investigadores analizaron el aprovechamiento académico de los estudiantes según las escuelas en las que fueron reubicados: los que fueron a escuelas de mejor desempeño, los que fueron a instituciones con un rendimiento similar a la anterior, y los que fueron a un plantel de peor ejecutoria.
Como parte del análisis, se evaluaron resultados de las pruebas de Medición y Evaluación para la Transformación Académica (META), que comenzaron a administrarse en 2016, y de las Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico, que se ofrecían previo a META.
En general, los alumnos que fueron a escuelas de mejor desempeño mejoraron, mientras que los que fueron a escuelas de peor rendimiento empeoraron, al compararlos con los resultados promedios de pruebas estandarizadas, indicó Sotomayor. Pero las ganancias en el aprendizaje de los alumnos que acudieron a planteles de mejor desempeño, a nivel estadístico, superaron por mucho la pérdida que tuvieron los estudiantes en los planteles con una ejecutoria más baja a lo largo de cuatro años después de la reubicación, apuntó el profesor de la UPR.
“La magnitud de este mejoramiento es realmente impresionante. De hecho, no conocemos ninguna otra estrategia, en el Departamento, que haya resultado tan positivo como el cambio de estudiantes a escuelas con un mayor desempeño académico”, expresó Sotomayor.
Aunque el número de escuelas cerradas es alto, el total de estudiantes que fueron impactados por las clausuras representó el 7% de la matrícula estudiantil, señaló Bobonis.
Este año académico, hay 843 escuelas públicas de kínder a duodécimo grado.
Estudios anteriores sobre el impacto del cierre de escuelas realizados por distintas entidades han arrojado resultados distintos, pero no han abarcado más de un cuatrienio. Por un lado, en 2019, la entidad Abre Puerto Rico analizó los datos de aprovechamiento académico de las escuelas que quedaron abiertas y que recibieron estudiantes de escuelas cerradas, y concluyó que el desempeño de los centros educativos mejoró.
Mientras, el estudio titulado “Aprovechamiento académico y el cierre de escuelas en Puerto Rico”, del profesor de Economía de la UPR José Caraballo Cueto, determinó el año pasado que el cierre de escuelas, de 2017 a 2018, provocó que los resultados en las pruebas META que obtuvieron los alumnos de escuelas clausuradas empeorara a un ritmo mayor, entre 2017 y 2019, que los de aquellos que no experimentaron un cierre de escuela.
Decisiones futuras
Los coautores del estudio analizaron los listados de escuelas cerradas en la isla a lo largo de los últimos tres cuatrienios y evidenciaron que estos se realizaron basados en la cantidad de estudiantes matriculados. Por ejemplo, entre 2009 y 2012, la mayoría de las escuelas clausuradas tenían grupos con 15 estudiantes o menos. Mientras, a partir del 2013, el principal factor que impulsó el cierre de escuelas fue la baja matrícula escolar.
“La mayor parte de estas escuelas cerradas estaban planificadas para cierre. Pero, para el año del huracán María (2017) y el próximo año, este número resultó ser mayor a lo planificado por los daños, por la destrucción que causó el huracán”, expresó Sotomayor.
El análisis evidenció que Educación no tomó en cuenta el desempeño de una escuela al momento de ordenar su cierre, explicó Sotomayor, por lo cual sostuvo que se valida el reclamo de comunidades escolares que denunciaron que serían reubicados en escuelas con un aprovechamiento menor.
“Si no se tomó en consideración el desempeño de una escuela es porque no está en el reglamento (normativas del Departamento de Educación que rigen el cierre de planteles) y es algo que, posiblemente, en el futuro valga la pena incluir”, indicó Sotomayor.
No encontraron evidencia estadística de que el cierre de escuelas estuviera motivado por razones políticas, pues miraron si hubo más cierres en municipios controlados por alcaldes de partidos políticos opuestos al Ejecutivo, apuntó Bobonis.
El estudio se realizó a lo largo de dos años y, así como otros proyectos que se desarrollan mediante la alianza con Educación, forma parte de una iniciativa para generar cambios basados en investigación.
“El objetivo de este tipo de colaboración es que haya una relación entre investigadores académicos y ‘policy makers’ (encargados de política pública) para desarrollar relaciones y proyectos que no solo sean de corto plazo, que se genere un compromiso a largo plazo para hacer cambios sistémicos en cómo se manejan distintas dimensiones de política pública”, explicó Bobonis.
Esto, argumentó, permitirá una mejor planificación de decisiones futuras.
Por ejemplo, Sotomayor enfatizó que las tendencias demográficas de Puerto Rico apuntan a que, en dos o tres años, la matrícula en escuelas públicas será similar o estará por debajo a la que había en 1922, que eran 226,000 alumnos. Actualmente, hay unos 250,000 estudiantes.
El Departamento de Educación no toma en cuenta el desempeño de las escuelas y, posiblemente, esto debe ser un elemento que tiene que considerar, en el futuro, para minimizar el impacto negativo de cierres futuros o aprovechar para reorganizar el sistema
”ORLANDO SOTOMAYOR, PROFESOR DE ECONOMÍA DE LA UPR
El profesor de la UPR destacó que la matrícula de las escuelas públicas se ha estado reduciendo desde la década de 1980, y en los últimos años, se ha registrado una merma anual de unos 20,000 estudiantes.
“Los cierres han tomado una pausa reciente por las consecuencias políticas y sociales que se dieron de los últimos cierres, pero es inevitable que continúen ocurriendo en el futuro y, cuando eso ocurra, tenemos bastante información para, no únicamente limitar los impactos negativos de los cierres, sino que, tal vez, hasta aprovechar estas oportunidades al servicio de estudiantes”, expresó Sotomayor.
FUENTE: elnuevodia.com