La estrategia del gobierno para prevenir contagios de COVID-19 en los hogares de cuidado de adultos mayores debe centrarse en realizar periódicamente pruebas que diagnostican la enfermedad y las que detectan anticuerpos entre el personal que les da servicios y no a los ancianos asintomáticos, opinaron expertos que conversaron con El Nuevo Día.
“Lo que ha funcionado bien déjalo quieto. Por eso, mi recomendación es no intervenir”, señaló el doctor en gerontología Juan Sonera, en referencia a que el protocolo preventivo seguido por estos centros de cuidado ha evitado que, hasta la fecha, haya focos de infección por coronavirus en los hogares.
El plan del gobierno local es realizar pruebas tanto a los residentes en hogares de cuidado extendido como a sus empleados. Sin embargo, solo ha impactado a cerca del 2% de estas instituciones.
Martinó, quien da servicios a cerca de una veintena de hogares de cuidado extendido en la isla, opinó que las pruebas deberían ser compulsorias para todo aquel que dé algún servicio médico, terapéutico, funerario o gubernamental a esta población, y tienen que repetirse con cierta regularidad. También al residente que vuelve a su hogar de cuidado luego de una hospitalización, que es algo que promueve la Asociación de Dueños de Hogares de Cuidado Extendido.
Martinó igualmente recomendó evitar emular el modelo de Estados Unidos, donde se han producido más de 30,000 muertes en centros residenciales de ancianos.
“El gobernador (Andrew) Cuomo, de Nueva York, mencionó que la gran mayoría de los residentes de Nueva York y New Jersey que fallecieron en hogares de envejecientes fue a consecuencia de visitantes, muchos de ellos médicos y de servicios de salud que infectaron esa población”, sostuvo.
FUENTE: elnuevodia.com