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Pide acción Vargas Vidot

Una llamada a su oficina de un expolicía con intenciones suicidas, bastó para que el senador le pidiera a sus compañeros que dejen la retórica política y atiendan la crisis de salud mental

Veintisiete minutos fue el tiempo que les tomó a los empleados de la oficina del senador independiente José Vargas Vidot salvarle la vida a un policía retirado, que comunicó su intención de suicidarse por problemas económicos. Sin embargo, no es el único de los casos o llamadas de ciudadanos en crisis que diariamente llegan a las oficinas de los legisladores en el Capitolio.

La conducta suicida es uno de los problemas de salud mental que se manifiesta en todos los países del mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Puerto Rico, las estadísticas provistas por el Departamento de la Salud sostienen que durante el periodo entre los años 2000 y 2018 un total de 5,717 personas se quitó la vida, para un promedio anual de 301 suicidios.

“Hoy (ayer) en nuestra oficina recibimos una llamada de una persona con ideas suicidas estructuradas. No es la primera. Hemos atendido cantidad de llamadas. En nuestra oficina tenemos trabajo social y hemos logrado como equipo hacer algo diferente. Esa llamada fue significativa porque nuestra trabajadora social estabilizó a la persona que estaba presentando ideas estructuradas. Eso constituye una emergencia de salud mental en cualquier país y no debe dejarse pasar porque tenemos más de 20 suicidios por encima de lo que teníamos el año pasado”, manifestó Vargas Vidot en su turno inicial en la sesión senatorial de ayer.

Mientras hablaba, sus compañeros senadores de mayoría y de minoría permanecían ““pegados” a sus celulares o husmeando documentos en sus bancas en el hemiciclo.

Llegó tarde el 9-1-1

“Mientras se estabilizaba esta persona, hicimos la llamada como se hace en el protocolo al Sistema de Emergencia 9-1-1. Las unidades del sistema de emergencia aparecieron 27 minutos más tarde. Eso no debe pasar. Eso es algo condenable y que tiene que llamarnos la atención y asumirlo de una forma rápida y urgente”, narró el senador.

Relató que el expolicía que llamó a su oficina dijo que tenía “escaso dinero de su retiro” y que en los próximos cinco días “lo iban a echar de la égida”. Que no le daba para pagar la égida donde estaba. El hombre contó que fue policía líder y que “le puedo constatar en mi historia la cantidad de personas que le he podido salvar la vida, y ahora no me la puedo salvar ni yo mismo”.

“Se trata de un expolicía, que sin Seguro Social, con un retiro indigno y vergonzoso, ¿qué le queda, sino ver a la muerte como su aliado?”, abundó Vargas Vidot. Instó a sus compañeros en el hemiciclo a visibilizar el tema de la salud mental desde la Legislatura.

“Me encantaría que todas las cosas que hablamos aquí, y todos los reconocimientos tan llenos de inmensa retórica, se conviertan en varios de los puntos: primero el problema de salud mental y suicidios; segundo, cómo las personas quedan abandonadas en su vejez y, tercero, cómo lidiamos con esta estrategia de enviar a las personas a la indigencia en su retiro y cómo lidiar con la realidad de los que van para ese retiro”, expresó.

El presidente de la Comisión de Salud del Senado, Ángel “Chayanne” Martínez, indicó a EL VOCEROque este tipo de llamadas llega “a cada rato”, aunque no particularmente de policías o expolicías. Señaló, además, que dentro de los proyectos pendientes “no tengo nada que me diga suicidio”.

Las oficinas del gobierno tienen sus respectivos protocolos a seguir para prevenir suicidios. En el caso particular del Negociado de la Policía, los protocolos fueron descritos por varios líderes sindicales como “punitivos” y hasta “faltos de confidencialidad”.

Urge un retiro digno

El vicepresidente de la Asociación de Policías Organizados, Gregorio Matías, atribuyó la crisis emocional de los policías a la incertidumbre de no tener un retiro “digno” y al “síndrome de la quemazón”, que se manifiesta en aquellos agentes expuestos a escenas violentas o morbosas.

“Nosotros le decimos al gobierno que tiene que darnos un buen plan de salud cuando nos retiramos porque los policías, en la carencia monetaria que tienen, no se pueden dar los servicios que ameritan, ya sean psicológicos, mentales o de salud. Son muchos los policías que se suicidan o terminan en hospitales psiquiátricos porque no hay las ayudas necesarias”, comentó. “Son muchos los policías que luego que salen de aquí pierden el control de sí mismos y sabes que una persona así, aunque reciba dinero, no lo sabe administrar y termina en la indigencia”, sostuvo Matías.

“Puerto Rico está enfermo”

En tanto, Diego Figueroa, del Frente Unido de Policías Organizados (FUPO), estableció que la crisis mental no solo afecta a los agentes, sino a los ciudadanos comunes. Aunque destacó que el “síndrome de la quemazón” es más común de lo que parece. “En la Policía es bien difícil recibir asistencia psicológica porque te estigmatizan y cuando no, pues te desarman”, dijo.

“Si nos circunscribimos a que fue solamente un expolicía estamos, olvidamos que tenemos una sociedad enferma. Puerto Rico está enfermo y eso lo sabemos todos”, añadió.

FUENTE: elvocero.com

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