Existe consenso en que Puerto Rico es una cantera de talento. La música, en particular, ha dado a conocer este archipiélago caribeño a través de todo el mundo y hasta en el espacio. Sin embargo, uno de los géneros más icónicos y tradicionales, la trova campesina, ha perdido popularidad en los medios masivos comerciales y este año ni los aires navideños parecen hacerla sonar.
No es casualidad que videos de Flor Morales Ramos, el recordado Ramito, quien vivió de 1915 a 1990, tengan en el 2017 sobre 200,000 ‘views’ o vistas en YouTube sin contar con promoción formal. Resulta que aunque hay quienes no la conciben como una industria o un sector comercial, la trova en Puerto Rico mueve una economía que supera los $23 millones al año según un análisis de datos conservadores provistos por la especialista en cultura e investigadora del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) Josilda Acosta.
Acosta da cuenta, sin embargo, de que muchos sectores de la periferia recaudan más dinero que los trovadores. “El impacto económico de estas actividades hace que municipios como Comerío, Caguas, Las Marías y Peñuelas, entre muchos otros, celebren anualmente festivales, ferias artesanales y otro tipo de actividades. Muchos productores viven de estos ingresos, mientras pocos trovadores pueden decir lo mismo”, señala la especialista. Dice que en Puerto Rico se celebran 70 festivales de trova.
“Usted necesita cerca de $4,000 a $5,000 para premios, necesita pagar conjuntos acompañantes que cada uno le puede cobrar de $1,500 a $2,000, multiplíquelo por 70. Hay que sumar lo que hay que gastar en luces y sonido, el impacto que tiene en el pueblo donde se presenta. A veces rentan espacios para quioscos (a $500 por quioscos). Hay centros culturales afiliados al Instituto y el espacio no necesariamente se vende, pero usted tiene el negocio de frituras, el que vende refresco, dulce típico, el que vende bebida solamente, el que está vendiendo artesanía”, enumera Acosta.
Reconoció que aunque hubo trovadores apoyados por casas productoras en los 70 y 80, “en las últimas décadas la trova se ha alimentado de la autogestión”. Ejemplo de ello son los discos que produce Decimanía. El de este año, “Aires navideños”, es prácticamente único en su género. “Hay muchos talleres que cuando se contratan, se cobra. La contratación es otra cosa, no hay tal cosa como un representante nuestro. La ausencia en los principales medios de comunicación es una constante en las últimas décadas. En las emisoras de alta potencia y emisión diaria de la frecuencia FM hace años que no existe presencia permanente de la expresión de la trova, y en la televisión la ausencia es más larga aún, únicamente ha estado en la emisora del gobierno WIPR TV de forma esporádica”, condenó Santiago Fuentes. Agradeció, sin embargo, el apoyo en estaciones como Católica Radio, Boricua 740, Radio Universidad, Radio Prócer, y programas de productores independientes y trovadores como La Hora del Volante, Ecos de Borinquen, Añoranzas Borinqueñas y Decimanía, Tardes Campesinas y Cuatro sin fronteras, que sí dan espacio al género.
“Considerando todos esos aspectos, no visualizo una industria musical definida, más bien talleres vivos y muy valiosos que se dan de forma independiente, gracias a los cuales podemos disfrutar de una expresión viva”, explicó.
Contrastando con lo antes expuesto, hay un público de todas las edades que sigue los espectáculos de trova por todo el país e incluso en la patria extendida. “Mucho público en Puerto Rico sigue la tradición de los trovadores, y en la Semana del Trovador (evento anual que se ha celebrado por nueve años) nos sigue por 10 días, porque realmente son 10 días, y ellos corren la isla con nosotros, trovadores nacionales boricuas y los trovadores internacionales porque vienen de muchos países también. Nos sigue mucha, mucha gente”, aseguró Jovino González, ocho veces ganador del Concurso Nacional de Trova, cuya edición 49 se celebra este domingo en el Arsenal de la Puntilla, en Viejo San Juan.
Los entrevistados coincidieron en que las aportaciones de este arte no se limitan a lo económico. “Tenemos una enorme cantidad de trovadores extraordinarios, de excelencia, porque esto es un arte poético. Lo que están haciendo es poesía, y además tienen que cantarlo. Es un arte de familia, va pasando de padres a hijos. Es una manera de educar: se está enseñando poesía, cultura. El trovador tiene que ser una persona que lee mucho”, enumeró Acosta, quien destacó la complejidad del tipo de estrofa seleccionada por los jíbaros puertorriqueños.
“Es impresionante que en Puerto Rico el campesino haya escogido para improvisar una de las estrofas más complicadas que hay en la lengua española. Se crea en entre el siglo 15 y 16, es de Vicente Espinel y por eso se llama décima espinela. En la poesía hay distintos tipos de estrofa, pero esa es de diez versos. Es bien complicada”, detalló.
“La trova ha sido portaestandarte de todas las etapas del desarrollo social de la isla. Existen décimas en todas las etapas, los trovadores han cantado a toda la vida social en defensa de los valores, las causas sociales y la vivencia histórica”, agregó Santiago Fuentes. Recordó que se han compuesto de afirmación nacional, de puertorriqueñidad, de celebración, de criollismo, de la llegada del papa, de la beatificación de Carlos Manuel, de jocosidad, de la nostalgia de emigrar, de la guerra, del campo, del amor e infinidad de temas.
Igualmente diversos son los estilos musicales y la tradición, “calificada como una de las más extensas de Latinoamérica”. Apuntó Acosta que los más de 300 trovadores registrados en el ICP tienen a su disposición más de 140 tipos de seis para interpretar.
Santiago Fuentes aseguró a pesar de todo lo anterior, se viola continuamente la Ley #223 que ordena la contratación de grupos de música autóctona tradicional en las fiestas de pueblo. Su llamado, sin embargo, fue a los artistas. “Hay que evolucionar a la nueva realidad del mundo y competir con los nuevos retos de una sociedad mediática. Poner la palabra por encima de la imagen será un gran reto para las nuevas generaciones de la trova. Los músicos tienen el reto de difundir la música instrumental con raíz campesina, derribar los muros que impiden el contacto con el público a cualquier costo y asumirnos con proyectos de autogestión que promuevan y difundan. Educar es vital, me consta que en el Departamento de Educación no enseñan qué es un cuatro, una décima, un pandero, un barril de bomba y qué valor tienen en nuestra cultura, así es imposible lograrlo”, sentenció.
FUENTE: elnuevodia.com