Puerto Rico amaneció este jueves con 10 nuevas muertes por COVID-19 que elevaron a 1,940 el total de víctimas mortales a causa del virus, informó el Departamento de Salud.
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SUSCRIBITEPuerto Rico amaneció este jueves con 10 nuevas muertes por COVID-19 que elevaron a 1,940 el total de víctimas mortales a causa del virus, informó el Departamento de Salud.
La agencia detalló que tres de los fallecimientos ocurrieron en diciembre de 2020, mientras que siete se reportaron entre el 10 y el 17 de febrero de 2021.
Muertes nuevas informadas:
No obstante, Salud ajustó el total de casos confirmados tras sumar un caso correspondiente al 1 de febrero. Asimismo, la agencia ajustó el total de casos probables al restar 16 casos que tuvieron una prueba molecular positiva y sumaron tres casos previos al 2 de febrero.
Lo mismo ocurrió con los casos sospechosos luego de que restaron cinco casos que arrojaron positivo en una prueba molecular y de que sumaron 27 casos previos al 2 de febrero.
Entretanto, la cantidad de pacientes hospitalizados por el virus suma 233, de los cuales 45 están recluidos en una Unidad de Cuidados Intensivos y 45 están conectados a un respirador artificial.
Hasta hoy, los hospitales del país cuentan con 176 camas de intensivo y 852 respiradores artificiales disponibles para adultos.
Según Salud, el término de caso positivo confirmado hace referencia a los contagios cuyo resultado fue validado mediante una prueba PCR (molecular). El caso probable es aquel cuyo resultado positivo a la enfermedad se obtuvo mediante prueba de antígenos. Mientras, los casos sospechosos, también conocidos como resultados de anticuerpos, son aquellos que arrojaron positivo a la prueba serológica, y no tienen una prueba molecular o antígenos positiva.
Además, la agencia explicó una muerte confirmada por COVID-19 corresponde al deceso de una persona con una o más pruebas moleculares positivas. La muerte probable es aquel deceso de un paciente que fue diagnosticado con COVID-19 mediante una prueba de antígenos o que su su cuadro clínico reúne los criterios para creer que padecía de COVID-19, pero nunca tuvo una prueba molecular o de antígenos para detectar el virus. Mientras, la muerte sospechosa se refiere al fallecimiento de una persona en la que se detecta un anticuerpo específico en suero, plasma o mediante una prueba serológica con su sangre.
FUENTE: elnuevodia.com
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