Puerto Rico amaneció este jueves con 21 nuevas muertes por COVID-19 que elevaron a 1,679 el total de fallecimientos a causa de la enfermedad desde el inicio de la pandemia, informó el Departamento de Salud.
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SUSCRIBITEPuerto Rico amaneció este jueves con 21 nuevas muertes por COVID-19 que elevaron a 1,679 el total de fallecimientos a causa de la enfermedad desde el inicio de la pandemia, informó el Departamento de Salud.
De acuerdo con el reporte diario de la agencia sobre el avance del virus en la isla, las muertes reportadas ocurrieron entre el 7 de octubre de 2020 y el 13 de enero de 2021.
Muertes nuevas informadas:
“Los totales de muertes confirmadas y probables fueron ajustados. De acuerdo con el protocolo establecido por el Departamento de Salud, se reclasificó una muerte probable como muerte confirmada por COVID-19 al documentarse un resultado positivo de una prueba molecular, adicionalmente se eliminó una muerte confirmada que se encontró duplicada”, aclaró la agencia.
Entretanto, la cantidad de pacientes hospitalizados por el virus se colocó en 407, lo que se traduce en 19 más que ayer. De esa cantidad, 51 están recluidos en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y 61 permanecen conectados a un respirador artificial. Un menor también está en intensivo. Hasta hoy, los hospitales del país cuentan con 249 camas de intensivo y 845 respiradores artificiales disponibles para adultos.
Según la dependencia, el término de caso positivo confirmado hace referencia a los contagios cuyo resultado fue validado mediante una prueba PCR (molecular). El caso probable es aquel cuyo resultado positivo a la enfermedad se obtuvo mediante prueba de antígenos. Mientras, los casos sospechosos, también conocidos como resultados de anticuerpos, son aquellos que arrojaron positivo a la prueba serológica, y no tienen una prueba molecular o antígenos positiva.
Además, la agencia explicó una muerte confirmada por COVID-19 corresponde al deceso de una persona con una o más pruebas moleculares positivas. La muerte probable es aquel deceso de un paciente que fue diagnosticado con COVID-19 mediante una prueba de antígenos o que su su cuadro clínico reúne los criterios para creer que padecía de COVID-19, pero nunca tuvo una prueba molecular o de antígenos para detectar el virus. Mientras, la muerte sospechosa se refiere al fallecimiento de una persona en la que se detecta un anticuerpo específico en suero, plasma o mediante una prueba serológica con su sangre.
FUENTE: elnuevodia.com
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