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El Departamento de Salud informó este miércoles seis nuevas muertes por COVID-19 que elevaron a 2,285 el total de víctimas mortales desde el inicio de la pandemia.
De acuerdo con la agencia, los fallecimientos ocurrieron entre el 23 y el 27 de abril.
Muertes informadas:
El total de casos probables fue ajustado al restar 55 que dieron positivo a una prueba molecular del virus. Asimismo, la totalidad de casos sospechosos sufrió cambios tras restar 12 de que arrojaron positivo en una prueba molecular y cuatro que dieron positivo en una prueba de antígenos. También sumaron un caso sospechoso que corresponde al 15 de julio.
Entretanto, la cantidad de pacientes hospitalizados por el virus se redujo a 522, lo que se traduce a 36 menos que ayer. Dicha cifra que se divide entre 480 pacientes adultos y 42 pacientes pediátricos. Se informó que 99 adultos están recluidos en una Unidad de Cuidados Intensivos y 66 están conectados a un respirador artificial. Tres menores también están recluidos en intensivo y dos permanecen conectados a un respirador artificial.
Hasta hoy, los hospitales del país cuentan con 218 camas de intensivo y 851 respiradores artificiales para adultos. Asimismo, tienen 59 camas de intensivo y 104 respiradores artificiales para pacientes pediátricos.
Sobre la vacunación, Salud aseguró que hasta ayer se habían administrado 1,751,662 dosis, número que corresponde a 1,010,889 personas al menos una dosis y 792,558 personas con la serie de dosis completadas.
Según la agencia, el término de caso positivo confirmado hace referencia a los contagios cuyo resultado fue validado mediante una prueba PCR (molecular). El caso probable es aquel cuyo resultado positivo a la enfermedad se obtuvo mediante prueba de antígenos. Mientras, los casos sospechosos, también conocidos como resultados de anticuerpos, son aquellos que arrojaron positivo a la prueba serológica, y no tienen una prueba molecular o antígenos positiva.
Además, Salud explicó una muerte confirmada por COVID-19 corresponde al deceso de una persona con una o más pruebas moleculares positivas. La muerte probable es aquel deceso de un paciente que fue diagnosticado con COVID-19 mediante una prueba de antígenos o que su su cuadro clínico reúne los criterios para creer que padecía de COVID-19, pero nunca tuvo una prueba molecular o de antígenos para detectar el virus. Mientras, la muerte sospechosa se refiere al fallecimiento de una persona en la que se detecta un anticuerpo específico en suero, plasma o mediante una prueba serológica con su sangre.
FUENTE: elnuevodia.com
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