El Departamento de Salud informó este jueves siete nuevas muertes por COVID-19 que elevaron a 1,801 el total de víctimas del virus, a la vez que el número de hospitalizaciones se redujo a 293, el número más bajo en, al menos, dos meses.
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SUSCRIBITEEl Departamento de Salud informó este jueves siete nuevas muertes por COVID-19 que elevaron a 1,801 el total de víctimas del virus, a la vez que el número de hospitalizaciones se redujo a 293, el número más bajo en, al menos, dos meses.
La agencia precisó que los fallecimientos recientes ocurrieron entre el 1 y el 27 de enero. Las muertes confirmadas ascienden a 1,516 y las probables a 285.
Muertes nuevas confirmadas:
“El número de muertes adicionales no debe interpretarse como que éstas hayan ocurrido en las últimas 24 horas. De igual forma, es importante señalar que el total de muertes puede variar en la medida en que se dan los procesos de registro y codificación de las causas de muerte, lo que puede tomar varios días”, advirtió Salud en su informe.
De los 293 pacientes hospitalizados por el COVID-19, 55 están recluidos en una Unidad de Cuidados Intensivos y 37 están conectados a un respirador artificial. Hasta hoy, los hospitales del país cuentan con 208 camas de intensivo y 866 respiradores artificiales disponibles para adultos.
Según la dependencia, el término de caso positivo confirmado hace referencia a los contagios cuyo resultado fue validado mediante una prueba PCR (molecular). El caso probable es aquel cuyo resultado positivo a la enfermedad se obtuvo mediante prueba de antígenos. Mientras, los casos sospechosos, también conocidos como resultados de anticuerpos, son aquellos que arrojaron positivo a la prueba serológica, y no tienen una prueba molecular o antígenos positiva.
Además, la agencia explicó una muerte confirmada por COVID-19 corresponde al deceso de una persona con una o más pruebas moleculares positivas. La muerte probable es aquel deceso de un paciente que fue diagnosticado con COVID-19 mediante una prueba de antígenos o que su su cuadro clínico reúne los criterios para creer que padecía de COVID-19, pero nunca tuvo una prueba molecular o de antígenos para detectar el virus. Mientras, la muerte sospechosa se refiere al fallecimiento de una persona en la que se detecta un anticuerpo específico en suero, plasma o mediante una prueba serológica con su sangre.
FUENTE: elnuevodia.com
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