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El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, destacó como "un signo de gran esperanza" la anunciada liberación gradual de 553 presos en Cuba, un gesto que coincide con el inicio del Jubileo de 2025.
Este hecho se produce después de que la Casa Blanca decidiera retirar a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo.
"Es significativo que las autoridades de La Habana hayan relacionado directamente esta decisión con el llamamiento del papa Francisco, quien en la Bula de Indicción del Jubileo, y en otras ocasiones, pidió gestos de clemencia, como ha sucedido tantas veces durante el Año Santo", declaró Parolin, citado por Vatican News.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX) aseguró que "como parte de las estrechas y fluidas relaciones con el Estado Vaticano, el Gobierno de Cuba se ha mantenido en comunicación con el papa Francisco y sus representantes".
Pese a la noticia, organismos internacionales y medios han resaltado que muchos de los excarcelados son manifestantes encarcelados tras las protestas del 11 y 12 de julio de 2021, conocidas como el 11J. Según la BBC, la medida podría formar parte de un acuerdo mediado por la Iglesia Católica para liberar a prisioneros políticos, aunque el Gobierno cubano evita categorizarles como tales.
Esta no es la primera vez que el Vaticano actúa como mediador en excarcelaciones en la isla. En 2023, el cardenal Beniamino Stella, enviado especial del papa Francisco, expresó el deseo de que el régimen liberara a los presos políticos del 11J y que se abriera un diálogo entre las autoridades cubanas y sus opositores. Sin embargo, las excarcelaciones han sido vistas también como una estrategia del Gobierno cubano para obtener beneficios políticos y diplomáticos.
El rol del Vaticano en temas relacionados con Cuba no ha estado exento de críticas. En octubre de 2021, durante una manifestación en la Plaza de San Pedro organizada por cubanos exiliados para solidarizarse con los manifestantes del 11J, las autoridades vaticanas prohibieron el acceso a decenas de ellos. Aunque la Santa Sede aseguró que se permitió la entrada como ciudadanos y no como manifestantes, testimonios de activistas como Lázaro Mireles y Alexander Otaola desmintieron esta versión, denunciando discriminación por su origen cubano.
"Nunca se nos dio la oportunidad de entrar, ni siquiera como ciudadanos. Fuimos a orar en silencio por Cuba, pero fuimos rechazados por llevar camisetas blancas o por nuestra documentación que indicaba que nacimos en Cuba", declaró Mireles a Diario de Cuba.
Una mirada hacia el futuro
Con la liberación de los presos, el Vaticano espera que se abran nuevas oportunidades de diálogo entre las autoridades cubanas y las partes involucradas, como un paso hacia la reconciliación y mejoras para el pueblo cubano. "Hay cosas que se deben hacer y hacer pronto", concluyó el cardenal Stella, refiriéndose a las necesidades urgentes de la isla.
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