La espía castrista Ana Belén Montes volaría a Puerto Rico tan pronto como abandone el Centro Médico Federal (FMC) Carswell, en Forth Worth, Texas, donde permanece recluida hasta su liberación este domingo 8 de enero, según dijeron a América Noticias fuentes en Washington, DC. A pesar de su excarcelación, Montes debería cumplir otros cinco años de libertad supervisada, según registros del Departamento Federal de Prisiones.
Se desconoce aún las razones y los detalles que llevaron a las autoridades judiciales a liberarla antes del cumplimiento de la condena de 25 años que le fue impuesta en 2002 por espiar para la dictadura castrista. Otra de las fuentes consultadas por este medio dijo a América Noticias que Montes habría expresado su deseo de viajar más adelante a Cuba, tras su estancia en Puerto Rico. Una tercera fuente comentó que Montes podría ir primero a la ciudad de Orlando, Florida, a pasar un tiempo con su madre.
América Noticias confirmó ayer que Belén Montes saldrá del Centro Médico Federal (FMC) Carswell, de acuerdo a información proporcionada a nuestro medio por Donald Murphy, funcionario del Buró Federal de Prisiones.
“Podemos confirmar que Ana Belén Montes permanece encarcelada en estos momentos en el Federal Medical Center (FMC) Carswell, y que su salida está programada para el 8 de enero de 2023”, dijo Murphy.
Nacida en Alemania, hija de puertorriqueños, esta mujer estuvo unos 17 años pasándole información altamente secreta al régimen cubano, además de influir con sus informes como analista del Departamento de Defensa, en la política de Washington a La Habana.
Uno de sus documentos circuló por el Congreso y trataba de convencer a los legisladores que Cuba no representaba un peligro de seguridad nacional para Estados Unidos.
Montes fue reclutada por la Inteligencia cubana en 1984, cuando trabajaba en el Departamento de Justicia en Washington y un año después, pasó a la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) del Pentágono, posición desde la cual comenzó a enviar información clasificada a La Habana.
Por el alto nivel del cargo que ocupaba dentro de la DIA y el volumen de secretos que filtró, es considerada la espía del régimen más dañina desde que se instauró la dictadura de Fidel Castro en 1959.
Sus familiares han repudiado sus acciones y han expresado públicamente que no quieren saber de ella, mientras que la dictadura, al no ser ciudadana cubana, no han desarrollado campañas propagandísticas en pro de su liberación, como ocurrió en otros casos de espías convictos.
En su extraordinario libro True Believer: Inside the Investigation and Capture of Ana Montes, Cuba's Master Spy, el oficial de seguridad y contraespionaje de la Agencia de Inteligencia del Pentágono Scott Carmichael detalla las actividades y motivaciones de Montes que la llevaron a espiar para la dictadura cubana.